Hace algunos meses, cuando tuve la oportunidad de participar en el programa Manos a la Paz en el municipio de Planadas, conocí a Jessica, una estudiante universitaria que estaba al otro lado del país lejos de su casa, en Pamplona-Norte de Santander, realizando su práctica profesional apoyando el proceso de paz; ella fue la persona que más me colaboró durante mi estadía en el municipio. Alguna vez compartiendo, me contó que su mamá es de Cacota de Velazco, Norte de Santander pero vive en Puerto Rondón, Arauca, por este motivo había vivido parte de su infancia allí; lo que más recordó de esa etapa en la llanura colombiana, fue cuando estuvo en una academia de joropo y tuvo la oportunidad de participar en el Torneo Internacional del Joropo y en otros eventos. Me describió con tanto entusiasmo la disciplina, la alegría, el compañerismo y orgullo que le producía bailar, y en medio de esa conversación me habló del JOROPODROMO.
La descripción que realizó Jessica del evento, logró llamar mucho mi atención y despertar todo el interés; luego de esto entró a ser parte de mi radar de actividades. Hoy después de haberlo vivido, comparto con ustedes esta historia Sin Itinerario de mi experiencia en el Joropodromo realizado en Villavicencio en junio de 2018.
El Joropodromo es un evento en el marco del Torneo internacional del Joropo, que se realiza cada año a finales de junio en Villavicencio para el puente festivo. Son 5 días de actividades relacionadas con las costumbres llaneras que, más allá del baile, logra reunir los mejores expositores de este folclor de Colombia y Venezuela. La agenda para la versión 2018 era bastante especial porque se celebraban 50 años del torneo, las bodas de oro se asomaban, así que los preparativos eran rimbombantes, llenos de ánimo y mucho color.
*Programación Torneo Internacional de Joropo.
Me animé y junto a un grupo de amigos decidimos organizarnos para participar de las fiestas, intentamos unirnos a un grupo que tuviera una comparsa que no fuera de profesionales, pensando que era sencillo pero nos llevamos algunas sorpresas. Los grupos de baile, así no sean profesionales, ensayan varias veces a la semana con, al menos, tres meses de anticipación. En ese momento decidí preguntar si podía ensayar con un grupo que se reunía en la biblioteca Germán Arciniegas, un referente de eventos culturales en la ciudad. Luego de hablar con el entrenador del grupo y revisar la disponibilidad y compromiso que involucraba el pertenecer a la comparsa, decidí no hacerlo debido a que mí tiempo libre de la semana lo empleo en los viajes que realizo así que no era posible comprometerme como el evento lo requería. Perdí una batalla, pero no la guerra, así que a principio de junio logré conocer las fechas exactas, horarios y lugares donde se realizarían los eventos. La semana transcurrió con una cabalgata por la ciudad, conciertos de música llanera con sus principales expositores durante los días de feria, competencias de actividades que representan el trabajo del llano como el coleo y festival gastronómico.
*Grupo de joropo.
Llegaba el fin de semana ad portas del Joropodromo y no nos podíamos quedar atrás así que desde el viernes, junto a mis amigos, nos empezamos a preparar alquilando diversos trajes que, en mi caso, fue de falda con un costo de 20.000 COP. Compré unas alpargatas y todo quedó listo el sábado. Ese día fuimos al parque de las malocas, donde se realizan eventos en una zona cubierta; se presentan grupos profesionales de joropo, se corona a la reina del joropo por sus cualidades para el baile y todos los eventos son gratuitos. Llegó la madrugada del domingo con la presencia de «El Cholo Valderrama», el cantante internacional de música llanera, su presentación es increíble pues desde los trajes de sus músicos hasta el material audiovisual del llano que acompaña la presentación, están muy bien pensados y logrados. A pesar del frío y la hora, la gente permaneció en el lugar, nosotros nos fuimos alrededor de las 3 a.m., extenuados pero felices. Para nuestra sorpresa, hay buen sistema de transporte público a esa hora, pues encontramos bus y en menor medida taxi. Era tiempo de descansar un poco, recargar energía pues se venía el esperado Joropodromo.
*Mi traje de joropo.
*Concierto Cholo Valderrama.
Asomaba el domingo y era tiempo de uno de los eventos más importantes durante esa semana. La calle 40 fue cerrada en un tramo y se levantaron graderías como en el desfile de silleteros en Medellín. Las 9 a.m. era la hora de inicio, se nos hizo un poco tarde pero llegamos con nuestros trajes al lugar. No importó que las tarimas estuvieran a reventar, pues la experiencia se vive desde todos los ángulos; lo más destacado de los 7000 bailarines (sí, son bastantes) fue que bailaron con mucha pasión, compromiso, sin desorden y nada de trago, es evidente su amor al baile y sobre todo el respeto que le tienen; lo más importante para que este tipo de tradiciones perduren en el tiempo es una mezcla de todas estas cosas, que cada uno de los bailarines siente y transmite al bailar. Siendo las 2 p.m. terminó el joropodromo, con los pies de los bailarines cansados, ampollados y llenos de espadadrapo pero con la alegría de participar representando a su llanura desde el Guaviare hasta Venezuela. Esa noche el cierre estuvo a cargo de Carlos Vives y el grupo Niche.
*Joropodromo.
Confirmé que esta fiesta es algo más que eso, es una muestra cultural con mucho amor y orgullo, deja por fuera el elitismo y las diferencias sociales de modo que todos puedan participar con base en el esfuerzo y sacrificio, algo que le falta a muchos festivales y ferias del país, espacios incluyentes, donde las personas vivan su cultura, donde se transmita amor por sus tradiciones y sobre todo donde la fiesta gire en torno a lo más bello que tienen las regiones, su gente.
*Fotos impresas grupos de joropo.
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