El municipio de La Macarena se encuentra ubicado al lado de la serranía que lleva su mismo nombre, que forma parte del EL AMEM (Área de Manejo Especial de la Macarena). Acceder a la zona no es nada fácil, por vía terrestre, solo es posible por carreteables destapados en mal estado con promedios de viaje de 5 horas, uno desde San Vicente del Caguán en el sur del país y el otro desde Vista Hermosa en los llanos orientales. En este viaje descubrí que en temporada de lluvias se puede viajar desde San José del Guaviare, por lancha con un costo de $80.000 COP y una duración del viaje sobre el río Guayabero de 8 horas. Debido a que no teníamos mucho tiempo, decidimos con mi viajero amigo Pablo ir en avión desde Villavicencio, única ruta comercial con frecuencia diaria, existen vuelos desde Bogotá, Medellín y Cali, pero son Charter.
Es importante aclarar que debido a la protección ambiental del AMEM y la búsqueda de empleo para los habitantes del municipio, el turismo está organizado y distribuido en diferentes oficios, que permiten una amplia participación de la comunidad con tarifas fijas establecidas. Por lo tanto, llegar de manera independiente a visitar Caño Cristales es más complicado y costoso que hacerlo a través de algún operador. Lo que hicimos fue contactar uno operador de la región a través de Enjoy Hostel en Villavicencio, que nos permitió tener mayor libertad que los planes todo incluido.
Llegamos muy temprano al aeropuerto Vanguardia de Villavicencio, el vuelo salía a las 7:30 a.m., pero nos encontramos con una serie de situaciones bien folclóricas como decimos en Colombia; llegas a unos hangares contiguos al aeropuerto donde se maneja toda la carga para los diferentes lugares remotos de los llanos orientales, nos hicieron pesar, nos entregaron un boucher a mano y nos dijeron que fuéramos a desayunar porque el aeropuerto estaba cerrado, que ellos nos avisaban. Cual llamado de bus, empezaron a solicitar que nos alineáramos en una fila diciendo: “¿estamos todos? respeten la fila y me siguen”. Hicimos la fila y salimos a las 9 a.m.
El avión era uno de carga, aunque mis expectativa era abordar un DC3 que data de la segunda guerra mundial, pero ese día no estaba en pista. La experiencia del vuelo fue increíble, es posible ver diferentes poblaciones, así como la diversidad y riqueza de recursos propios del país. Desde arriba, la descripción de La Macarena imprime una energía para conocerla. Durante el viaje, que duró unos 45 minutos, interactuamos con otros viajeros, para nuestra sorpresa al lado iba el alcalde del Municipio de La Macarena. El avión era cómodo, nada pequeño y tuvimos la fortuna de entrar a la cabina del piloto, al final del viaje como se ve en las fotos. La cabina tiene mil instrumentos y medidores que, para una persona normal, es impactante; la tripulación lo hace ver muy fácil, aunque no lo sea. El piloto resultó ser un ucraniano enamorado de Colombia que nos dio muchas ideas y consejos sobre lugares que ha podido conocer en Colombia gracias a su profesión.
Cuando bajamos del avión lo primero que pisamos fue un potrero, sí un potrero, la pista de aterrizaje es corta así que el avión termina su carreteo en tierra. Las maletas y mercancía, en general, que se transporta es llevada en los sistemas de transporte del aeropuerto, es decir, en zorras y a caballo. En el aeropuerto nos esperaba Jesús de Cristales Tinigua Tour, un pequeño operador turístico de la comunidad. Después de salir del aeropuerto, nos instalamos en Caño Cristales Hostel y salimos corriendo, porque para entrar al día siguiente a Caño Cristales debíamos asistir a las 10:30 a.m. en Cormacarena a una charla obligatoria informativa con videos del lugar, así como de los cuidados y seguridad que hay que tener siempre presente.
El plan que seleccionamos incluía una noche en La Macarena, un día todo incluido en Caño Cristales (No puedes ingresar a Caño Cristales el día que llegas, Cormacarena sólo hasta que realizas el curso presencial autoriza los cupos que tengas asignados para el día siguiente) por un costo aproximado de $1.100.000 COP. Es importante tener en cuenta que aumentar días no incremente mucho el plan, la estadía es muy económica, lo que varía el precio es los días que ingreses a Caño Cristales (pero un día es suficiente si el clima te permite ver el Caño en todo su esplendor), o si realizas otras actividades adicionales que incluyan transporte fluvial y guía, como visita al Raudal I del Río Guayabero, Bocas del Río Losada, Caño Piedra y la Laguna del Silencio. En el hostal donde nos quedamos alquilan bicicletas por día en $30.000 COP, y hay una serie de rutas que puedes hacer con guía sin los costos del transporte fluvial.
Luego de ver los videos en Cormacarena nos pusieron dos manillas distintivas para el resto del viaje para identificarnos como turistas autorizados en la zona. Estábamos muy animados y listos para recorrer y conocer, el clima estaba caluroso perfecto para tener nuestro primer contacto con el Río Guayabero. Jesús logró armar un plan con guía, lancha y kayak para Bocas del Río Losada que es donde se unen dos brazos del río Guayabero; cerca a este punto se encuentra Caño Escondido (es posible llegar en bicicleta, esta es una buena opción para quienes buscan reducir costos pues ir en lancha tiene un costo más elevado) en nuestro caso todo tuvo que ser alquilado únicamente para los dos desde la lancha hasta el kayak incluyendo el guía. ¿Por qué con guía? Porque es importante apoyar la economía que se basa en el turismo, La Macarena es un pueblo pequeño que, a pesar de estar rodeado por tanta belleza natural, está aislado y con poco desarrollo debido a su difícil acceso y problemas de orden público del pasado. Almorzamos un “fiambre” antes de salir, el lugar tiene una marcada cultura del no uso de plásticos, control de desechos, así como el tratamiento del agua y su potabilidad.
Partimos a las 12:30 p.m., el costo de este plan por las reducida cantidad de personas fue de 250.000 COP cada uno, la belleza del lugar es increíble. La naturaleza te muestra los caimanes, aves, tortugas, entre otros de la ribera del río enmarcado por la Serranía de la Macarena. El recorrido en lancha tiene una duración de 30 minutos río arriba, posteriormente nos subimos al kayak con la compañía siempre del guía durante todo el recorrido. Llegamos a Caño Escondido, lo encontramos prácticamente solo por lo que pudimos disfrutarlo cerca de dos horas. No es muy grande pero las flores se aprecian perfectamente, hay una zona en la que se forman pozos similares a los de las Las Gachas en Guadalupe, Santander. Regresamos como a las 5 p.m. para ver el hermoso atardecer cerca del batallón presente en el municipio.
Regresamos al pueblo y encontramos un café con onda hippie, nos recibió la dueña contándonos sobre su objetivo, que los habitantes de Caño Cristales tengan un espacio diferente y se tomen un buen café. Estuvimos una hora en este lugar, y finalmente llegamos al hostal, nos bañamos y cambiamos para ir a comer a un restaurante que nos había recomendado, pero salimos cerca de las 8 p.m. Para nuestra sorpresa la mayoría de restaurantes ya habían cerrado, un café en la plaza nos salvó la noche porque terminamos comiendo un sándwich nada típico, pero al fin comida. Con anterioridad nuestro guía y compañero Edwin Navarro nos había recomendado un lugar para hacer karaoke y bailar, así que allá fuimos a parar, en un espacio propio de la comunidad con pocos extranjeros. Efectivamente cantamos, bailamos y tomamos un poco, el trago es económico; regresamos al hostal cerca de las 12:30 a.m., el clima en la noche estuvo fresco debido a que en el amanecer llovió increíble.
Al siguiente día, la lluvia nos acompañó durante el recorrido para ingresar a Caño Cristales dentro de la Serranía de la Macarena. La hora de ingreso es asignada el día anterior entre 7 a.m. y 9 a.m., a esa hora debes estar en el puerto de salida en la ribera del río. En este punto nos estaba esperando a Jesús y a nuestro guía, para realizar el primer control y tomar la embarcación que cruza el río hasta el punto de ingreso en la otra orilla del río a unos 15 minutos. Llegas a un puesto de control, lleno de personas que van a ingresar a Caño Cristales por día. Para este ingreso sin problemas te recomiendo llevar ropa liviana de fácil secado, manga larga y pantalón (ideales para sol, lluvia y mosquitos), vestido de baño, impermeable, sombrero y calzado con agarre. Es importante que no te apliques ese día repelentes, bloqueadores o cremas que puedan afectar la biodiversidad del área, porque hay zonas donde puedes bañarte. Está prohibido llevar elementos desechables, botellas de agua (debes usar camelback o botella recargable), comida en plásticos, fósforos y cigarrillos, que son elementos que podrían causar daño a la Serranía.
Se organizan los grupos dependiendo del recorrido que tengas asignado, que puede variar de 4 a 7 horas, y de nivel básico a avanzado en dificultad; para esta asignación se tienen en cuenta factores como el tamaño del grupo, la edad de las personas, el tiempo que pueden estar y el aforo controlado por ruta. Cuando pasas el control, te asignan una camioneta 4×4 para cruzar la única vía que permite llegar hasta la Serranía, una trocha en muy malas condiciones que luego de aproximadamente 30 minutos te deja en un nuevo puesto de control en una parte alta donde inicia la caminata. El paisaje a medida que subíamos hacia la Serranía cambiaba, empezamos sobre una roca gigante y llena de plantas similares a unos frailejones que nacen sobre la roca, sin raíces, con tallos llenos de agua como esponjas donde florecen las bellosinias, que son la planta insignia de La Macarena.
Luego de una hora de camino subiendo, llegamos a una parte alta de Caño Cristales, la idea era caminar otra media hora, pero por las fuertes lluvias el cruce estaba muy peligroso, el caudal estaba alto y la fuerte lluvia se veía reflejada en el nivel del agua. El recorrido original tuvo que ser cambiado a uno que llaman el “intermedio”, a lo largo del camino te encuentras con los guías y sus grupos, menos numerosos en la parte más alta, pero a medida que bajas sobre la ribera del cañón son más numerosos. El recorrido tiene diferentes puntos de encuentro con Caño Cristales donde pueden apreciarse diferentes paisajes y colores. Nosotros por la lluvia no pudimos apreciarlo en todo su esplendor, que no deja de ser hermoso.
En la parte más baja del caño está adecuado un lugar donde puedes sentarte luego de estar a la intemperie durante varias horas, consumir la comida que llevas y encontrar bebidas frías. Desde ahí nos esperaban 15 Km hasta la camioneta para regresar al pueblo, recoger nuestras cosas y llegar a la cita con nuestro vuelo a las 3:30 p.m. El regreso fue en un avión más pequeño que el que nos trajo, con solo seis personas a bordo, que permite observar la serranía en su totalidad, y todo el paisaje de regreso con mucho detalle viendo cascadas, ríos como Ariari o Güejar, municipios como Vista Hermosa y Granada con mucho detalle.
¿Volvería? Claro que sí, es un lugar que debe ser visitado con responsabilidad; me encantaría visitar el parque con unas condiciones climáticas diferentes. Definitivamente Colombia es un país lleno de paraísos.
Gracias por leerme.
Sígueme en mis redes sociales y escríbeme ante cualquier inquietud o sugerencia.
Facebook: @sinitinerario
Instagram: @sin.itinerario
¡No olvides viajar sin itinerario!