Riohacha: un viaje dentro de mí (1/2)

Cata en Riohacha

Continúa la vida, siguen los viajes y cada vez son más increíbles los retos que afronto viajando. Hoy quiero contarles la historia de mi aventura desde Bucaramanga hasta las playas de Palomino. ¡Acompáñenme en esta historia sin itinerario!

Disfruto viajando sola, experimentar retos personales que me saquen de la cotidianidad de mi silla de oficina y escritorio de almacén. Me gusta ir dentro de mí a lugares donde debo ponerme a prueba y ver de qué estoy hecha, por esa razón decidí planear este viaje sola.

 

Al comienzo pensé que iba a ser más complicado por el hecho de que debía organizar mis necesidades prioritarias para el viaje sin contar con nadie más, solo para mí. Así como las actividades  para entretenerme y divertirme. Aunque no me asusta, sí me da intriga saber hasta dónde puedo llegar.

 

Programé mi viaje para un puente festivo. Decidí viajar en bus porque ya estaba sobre la fecha y los tiquetes aéreos podrían salirme demasiado costosos, además en bus pude conseguir los pasajes lo suficientemente económicos. Tuve la maravillosa idea de ir en un bus de Copetran desde Bucaramanga con escala en Valledupar para luego llegar a Riohacha. Aunque ya conocía gran parte de la Guajira aún no tenía ni idea de su capital.

 

Cuando llegué me recibió mi viejo amigo Jorge, quien lleva un tiempo trabajando en la Guajira, me dijo cuál podría ser mi agenda para la mañana pero, como toda viajera sin itinerario, los planes cambiaron y termine haciendo cosas más entretenidas. Infortunadamente él no pudo estar conmigo durante mi recorrido por Riohacha, pero su esposa sí. Fuimos al malecón y sus alrededores, es un espacio muy bonito que queda junto a la playa con su arena blanca y todo un carrusel comercial con un sinfín de artesanías y comidas típicas. 

 

Una de las partes más interesantes de esta caminata fue conocer sobre las diferentes historias que rodean la cultura en la Guajira. Por ejemplo, la Virgen de los Remedios es una representación de la Virgen María que es conocida en la región por sus milagros. Entre estos se le atribuye que en algún tiempo evitó la inundación del pueblo de Riohacha en las épocas de crecientes. Otras personas cuentan que esta Virgen llego por casualidad ya que la destinada iba a ser otra. La original fue dejada en Santa Marta puesto que allí llego primero el cargamento y quienes las recibieron les pareció más bonita.

 

Continué con mi aventura con la expectativa de un hermoso espectáculo de garzas que me habían recomendado, pero resulto ser más costoso y demorado de lo esperado. Decidí entonces visitar un restaurante y ahí tuve que probarme a mí misma porque el único transporte disponible era en moto taxi. Sin casco, a 60 Km/h y en vehículos de desconocidos, todo salió súper bien y el señor resultó ser de confianza. Llegué a Camarones, un restaurante recomendado con gran variedad de platos propios de la región.

 

Luego de recorrer la capital de la Guajira, conocer de su cultura y probar su gastronomía quería relajarme. ¡Qué mejor plan que en la playa! Así que la siguiente parada para la segunda entrega de esta aventura será Palomino.

 

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