Tengo que aceptar que he querido realizar actividades en temas sociales durante mucho tiempo, viajar me ha ayudado mucho a aumentar esta iniciativa. De los muchos lugares que recorro aprendo cosas que se pueden aplicar en otras comunidades o veo necesidades básicas ausentes que fácilmente podrían cubrirse en otras. ¡Acompáñame en la primera entrega de esta nueva historia Sin Itinerario!
Frente al cambio que vive el país con la implementación del proceso de paz, me sentía muy motivada a participar y conocer la realidad de lo que estaba ocurriendo. Por eso este viaje me llevó por un recorrido mágico por el departamento de Tolima en Colombia, permitiéndome conocer una de las poblaciones ubicadas más al sur, con una belleza natural increíble y rodeada de miles de arbustos que producen uno de los mejores cafés del mundo, su nombre Planadas.
Mi historia en Planadas, Tolima, arranca con una convocatoria para servidores públicos de un programa de la Presidencia de la República de Colombia llamado Paza la Experiencia. El objetivo era apoyar a uno de los 170 municipios priorizados en el post conflicto que se vieron más afectados por la violencia generada en sus territorios por el conflicto con la guerrilla de las FARC.
El proceso inició en septiembre de 2017 cuando envié mi hoja de vida, justifiqué por qué quería hacer parte del programa y llené los respectivos documentos. Posteriormente, en noviembre, realizaron un proceso de selección de candidatos en el que no fui escogida y del que pensé ya estaba afuera. Pasaron los meses con la tristeza que representaba para mi en ese momento haber “perdido” esa oportunidad, sorpresivamente llega en febrero una notificación en la cual se me informaba que había sido seleccionada para el municipio de Planadas. Con la emoción desbordada, lo primero que tenía que saber era en qué parte de Colombia estaba este municipio. Encontrando que geográficamente Planadas es el municipio más al sur del Tolima, está a 5 horas de la capital de este departamento: Ibagué.
*Recorrido de casi 600 Km de Villavicencio a Planadas.
La travesía inicia después de semana santa, mi lugar de residencia es Villavicencio y Planadas no queda lejos, queda muy lejos (casi 600 km de recorrido en automóvil). Me fui de Villavicencio a Ibagué en carro en donde acordé una reunión con un representante de la alcaldía de Planadas para ultimar todos los detalles de la visita. Sin embargo, decidimos adelantarnos un poco en el camino a Planadas porque el invierno podría dificultar el desplazamiento por las vías de acceso. Llegamos a Coyaima, uno de los municipios con mayor población indígena en Colombia, más del 80% de su población es descendiente de los indios Pijaos. La bebida sagrada es uno de los ejes de su cultura, así que tienen una especie de estadio donde se reúnen alrededor de ella. Existe un famoso bambuco llama Dulce Coyaima Indiana, que representa muy bien la música tradicional colombiana y está inspirado en este municipio.
*Personas de Coyaima en un domingo cualquiera.
Partimos en bus desde Coyaima hacia el interior del departamento del Tolima. En este punto fue el primer contacto con la cultura opita, como se conoce a esa zona de Colombia, pues en el terminal me encontré con un señor con un acento bastante marcado, muy similar al del famoso personaje Celio, interpretado por Jorge “El Gordo” Manosalva junto al humorista colombiano José Ordóñez. Tres o cuatro horas fue la respuesta del señor a la duración del viaje desde el lugar hasta Planadas, con rutas a diferentes horas fuimos advertidos de escoger alguna diferente a la de las 7:30 a.m. pues era el bus Kodiak mochilero y llevaba de todo. Madrugamos al bus de las 4:30 a.m. después de habernos mojado por la lluvia a esa hora esperamos el bus y nunca apareció, la ruta al parecer, tuvo problemas y nunca llegó, así que supondrán quiénes tuvieron que irse en el Kodiak, sí, mi compañero y yo. A pesar de la cantidad de gente que iba en el bus, el recorrido me resultó divertido al escuchar las conversaciones con el acento marcado del conductor, los dichos, las paradas, animales, mercado y demás componentes del viaje.
*Foto Bus en el lugar «las mellizas».
Íbamos por la rivera de los ríos Samaná y Atá, con un paisaje similar al del río Cauca, llegamos a un pueblo pequeño llamado Ataco en honor a los indígenas que poblaron esa zona. Ataco muestra su antigüedad al visitante ya que su arquitectura guarda el estilo de la época de la Colonia. Hasta este punto el clima había sido caluroso pues hasta esas zonas se extiende el desierto de La Tatacoa; después de Ataco, el clima pasa a ser menos caluroso y sol muestra un paisaje a todas luces verde y fértil, muy diferente al valle seco de Coyaima.
*Río Samaná.
Aquí termina la primera de dos entregas para mi aventura en Planadas, Tolima. No se pueden perder la próxima pues les contaré toda mi experiencia en el municipio, cuáles son los actores más importantes dentro del proceso de construcción de paz, cultura y datos interesantes.
Gracias por leerme.
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